PODER POLÍTICO
Propósitos …utópicos?

El escenario del acontecer político, en este aún incipiente 2010 coincidió con la transición, en la víspera con la llegada de nuevas autoridades de gobierno, administraciones públicas al final de cuentas, que protestaron cumplir puntualmente cada uno de los compromisos asumidos durante el curso de la campaña previa a los comicios en los fueron favorecidos por el voto mayoritario de los ciudadanos.

Dotar y/o mejorar la infraestructura básica que exigen toda ciudad así como sus comunidades, poblados y villas; las que entrañan alcantarillado, agua potable, alumbrado público, caminos, pavimentación puentes, mejores vialidades, centros deportivos y de esparcimiento, entre otros; además de los programas sociales como educación, salud y apoyo a las unidades de producción en el campo, que son las que encabezan una amplia lista que conlleva la sola expresión del etcétera.

Acciones que, por su misma naturaleza, se sobreentienden que son responsabilidades inherentes de todo ente de administración pública, en sus tres niveles de gobierno. Dicho de otro modo, no es una concesión sino que corresponden a las tareas propias a cumplir de toda autoridad de gobierno, independientemente de la temporalidad en la que cada personaje le toque estar.

No obstante, al paso del tiempo inexorable, sin posibilidad alguna de detenerlo, muchas acciones se quedan sin ser realizadas, pasando a ser ilusión óptica, ficticias.

En esencia, quienes llegan al poder de gobierno –siendo realistas- no asumen ni se comprometen con lo verdaderamente trascendente, como puede ser la generación de las condiciones para promover, en este caso, la atracción de capitales locales, nacionales y hasta extranjeros, que se destinen a crear empresas: industrias manufactureras, factorías agroindustriales, comercios y prestadoras de servicios.

Inversiones que indiscutiblemente conllevarían a las cada vez más demandantes fuentes de trabajo, no sólo para quienes desempeñen un oficio sino también para el creciente segmento de los profesionistas que egresan año con año, independientemente de que éstos pueden también auto emplearse y generar otras fuentes, actividad que conlleva a ese bienestar.

A toda administración, indistintamente de su nivel, sólo le interesa recaudar recursos vía los impuestos que, por cierto, cada vez tienden a ser más, inhibiendo el interés por generar empresas.

Asimismo, por lo banal y frívolo se olvidan de desarrollar y explotar algo que, en Tabasco parece ser que es un eslabón perdido como lo son las bondades que representa el turismo en sí mismo.

Aún más cuando se tienen las ventajas comparativas de los recursos naturales a los cuales basta con dotarles de los servicios de infraestructura básica; así como mantenerlos en óptimas condiciones. El estado es mucho más que el emblemático parque-museo La Venta que, de no ser por el celebre Poeta de América: Carlos Pellicer, ni siquiera existiría.

Este 2010 también tuvo lugar el inicio de una LX legislatura local caracterizada por la mezcla de algunos novicios y otros con la experiencia de haber estado en anteriores períodos a nivel doméstico o bien federal, los que tienen la alta responsabilidad de reformar la Constitución del estado, así como adecuar las leyes secundarias y configurar otras nuevas que demandan los tiempos actuales, que no sean sólo coyunturales ni cosméticas sino realmente trascendentes.

Marco jurídico cuyo propósito no puede ser otro que el de allanar y facilitar un eficiente ejercicio del quehacer público, al que se deben los gobiernos municipales y estatal que se encargan de administrar eficientemente los bienes y recursos públicos que le pertenecen a la sociedad; en el contexto de incentivar el desarrollo socioeconómico en pro de todos.

El reto que los parlamentarios es precisamente de ser auténticamente productivo en todos los órdenes, privilegiando ante todo el interés colectivo que el particular y/o faccioso, que hagan a aun lado los dimes y diretes que sólo dan lugar a pasar tan sólo como un Congreso más del montón.
Más le vale a las colectividades sociales que las autoridades administrativas y legislativas trabajen coordinadamente para que al término de su período entreguen buenas cuentas, para resarcir la deteriorada percepción que por ahora tiene a los políticos en el nivel más bajo de credibilidad. Que marquen diferencias con relación al escenario nacional, en donde el Congreso de la Unión se contrapuntea con el Ejecutivo en aras de intereses facciosos, que no sociales. El riesgo sería de caer en lo utópico.