Festeja Miguel “El Mulo” Gutiérrez
sus 80 años de vida
El ex jugador del León, dos veces campeón con este equipo, y ex seleccionado nacional agradece a Dios el continuar con vida y salud para seguir disfrutando de su familia y amigos

LEÓN, GTO.- Don Miguel Gutiérrez Gutiérrez, el famoso “Gu-Gú”, festejó en el 2009 su octagésimo año de vida, como lo ha hecho desde hace ya casi 20 años, rodeado de sus amigos y conocidos en el centro de la ciudad cuerera.
Originario del Distrito Federal, pero con casi 60 años de vivir en la capital de la piel y el calzado, don Miguel da gracias a Dios por seguir disfrutando de su familia y de buena salud, que le permite continuar trabajando en el corazón de la zona peatonal de esta ciudad.
“El Mulo”, como mejor lo conocen sus amigos y los aficionados del equipo León, muestra su satisfacción por las muestras de afecto que a diario recibe de parte de muchas personas que se acercan a él para demostrarle su admiración por sus logros obtenidos como jugador, pero principalmente por su forma de ser como persona.
Don Miguel, conserva su cabellera de pelo ensortijado, hoy totalmente blanca, que enmarcan un rostro que irradia la felicidad y tranquilidad con la que ha vivido estas ocho décadas.
Con el equipo León llegó a ser campeón de liga, de Copa, Campeón de Campeones, Campeonísimo, y ex seleccionado nacional en la Copa del Mundo 1958, en la que se obtuvo el primer punto para México en un Mundial de Fútbol.

Antonia, su gran amor
Como todo en la vida, tuvo sus alegrías y tristezas, entre estas últimas, la pérdida en 1970 de su esposa Antonia Núñez Gómez, con quien procreó cinco hijos: Martha, Miguel, Gerardo, María Antonieta y Lourdes.
Por el amor que le tuvo a su esposa Toña, nunca se volvió a casar dedicándose por completo a cuidar a sus hijos, y hoy a sus nietos y bisnietos.
Recuerda con cariño a sus suegros don Miguel Núñez y doña Eulalia Gómez, así como a sus cuñados Catalina, Cutberto y Miguel -también fallecidos-, Jorge, Graciela, Margarita, Rosa, Lola y Memo, quienes sienten por él un gran afecto.
Agradece a la población de León el que aún lo recuerden con cariño, y a Dios el poder disfrutar estos años con la vitalidad que le permite dar la batalla por la vida todos los días frente a la catedral de su querido León.